OPINIÓN
Por Juan Antonio Valencia
Los asesinatos de la doctora Gladis Merlín Castro ex alcaldesa y ex diputada; y su hija Carla Enríquez Merlín probable candidata a la presidencia municipal, solo nos indican o nos dan lectura de que, en lugar de votos, las armas elegirán ahora a los servidores públicos.
No solo sacaron de la jugada a la joven aspirante a la alcaldía de Cosoleacaque, también en Úrsulo Galván el precandidato Juan Gilberto Ortiz Parra del partido morena, fue asesinado, otros más han sido amenazados de muerte para que se retiren.
Seguramente en Cosoleacaque se desplegará un impresionante operativo carnavalezco en donde como siempre, lloverán declaraciones, distractores y promesas en un gobierno de Veracruz al que todo se le salió de control.
La posibilidad de que presenten a personas ajenas al caso, como responsables, es probable para quitarse la presión, porque aunque la fiscalía en el levantamiento de cuerpos por el personal actuante, tomo muestras; no tiene banco de datos para cortejo y eso en el ámbito científico pericial, es una desventaja.
Este nuevo estilo de elegir a los candidatos, de parte de los grupos de poder en Veracruz, nos indica que será el nuevo concepto, si las autoridades encargadas de la seguridad lo siguen permitiendo.
Aunque digan que no se permitirá.
Aquí la pregunta cabe; ¿A que grupos de poder en la zona sur de Veracruz o sus filiales, les beneficia la muerte de la candidata?
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