PSIC. GENOVEVA MUÑOZ ALVAREZ MASTER EN EDUCACION Y TERAPIA FAMILIAR
TANATÓLOGA ATENCIÓN PREVIA CITA TEL. (044)921-13-6-98-92 FACEBOOK: Consultorio Psicológico (Psicóloga Genoveva).
Todo cambio en la vida genera preocupaciones, nerviosismo, incertidumbre, mejor conocido como ansiedad y angustia. Cuando la comodidad o aquello que brinda seguridad al individuo se pierde, éste cae nuevamente en un estado desagradable donde la meta principal se vuelve recuperar lo perdido, y he ahí el gran error cometido.
Cuando un hombre tiene un carro, lo disfruta, lo presume, se siente orgulloso de poseerlo, de vez en cuando se queja de los gastos que implica su uso y mantenimiento; si por un accidente llegara a perder su auto, éste sujeto sin dudarlo se esmeraría en recuperarlo y en caso de que ello no fuese posible, estaría valorando las posibilidades de obtener uno nuevo.
Cuando una mujer tiene un vestido que usa poco, pero le gusta, aunque ocasionalmente se queja del espacio en su ropero que le resta lo guarda y se pone sus prendas favoritas; cuando se diera la oportunidad de regalar dicho vestido, se resistirá pensando en lo bien que se le ve, en los momentos agradables que vivó al usarlo, valoraría la posibilidad de usarlo en alguna reunión o celebración importante y decidiría no regalarlo.
Éstas situaciones no sólo se dan con cosas materiales sino también con pensamientos, sentimientos, ilusiones, personas, animales, plantas, con todo. Como cuando has tenido en tu casa por mucho tiempo un objeto que no usas, has pensado en regalarlo, y cuando alguien se atreve a pedírtelo, recuerdas que puede ser útil en algún momento y te abstienes de entregarlo.
Como cuando el señor cansado de estar con su pareja, ha deseado estar separado de ella, ha reconocido que ya no tienen un futuro juntos, pero cuando se entera que ella está conociendo a otra persona, piensa en que realmente pueden intentarlo, que no quiere perderla y decide luchar por estar juntos, o visceversa.
Pareciera que el ser humano se complica la existencia, constantemente inconforme con lo que posee y deseando lo que no tiene. Al grado que cuando lo tiene ya no es suficiente y desea otra cosa.
Anhelando y no valorando, deseando y no disfrutando. Generalmente, luchando por conseguir lo perdido, por impedir lo inevitable, solucionar lo que ya está resuelto, tener lo que no se puede, … siempre incongruente.
¿Recuerdas algún momento en el que de tanto trabajo deseaste poder descansar?, ¿de tanta prisa deseaste tener todo el tiempo del mundo?, ¿de tanta tarea deseaste no tener que estudiar?, ¿de tanto desvelo deseaste poder dormir sin preocupación de la noche o del día?, ¿de tanta ropa para lavar deseaste que se fuera el agua?, ¿de tanto caminar y convivir con los demás, deseaste estar sola?, ¿recuerdas haber pedido tener espacio para encerrarte en tu cuarto y ver tu película favorita?, ¿tener tiempo para jugar con tus hijos, estudiar aquello que te gusta, aprender a bailar?, ¿de tanto correr día a día, querías un día lento y pausado?, ¿de tanto estrés deseaste poder dejar de correr por lo menos un
día?, ¿deseaste poder verte, mirarte, atenderte, escucharte, tener tiempo para ti o para los tuyos?… Ése momento llegó.
Como resultado de la cuarentena ya tienes momentos para no trabajar y poder descansar, ya no hay prisa, eres dueño de tu tiempo, ya no hay tantas tareas escolares, ya puedes dormir a cualquier hora del día el tiempo que requieras, hay días sin agua, puedes estar sola y dejar de salir, ya tienes la oportunidad de encerrarte en tu cuarto y ver tu película favorita, tienes tiempo para jugar con tus hijos, para estudiar lo que has deseado, puedes aprender a bailar, hacer ejercicio, tener un día tranquilo y bien administrado, la pregunta real con todo esto es…¿lo has hecho?, ¿te has dado la oportunidad de hacerlo?.
Ahora que tienes lo que antes habías deseado, ¿lo estás disfrutando y/o aprovechando?, seguro tu respuesta es NO. Se comentaba anteriormente que el error del sujeto es ir en busca de lo perdido, y no se habla de extravío, sino de aquello que se ha dejado de tener por cuestiones ajenas a uno. El error mayor es luchar por tener lo que ya no se tiene, sí, se tuvo probablemente, pero ¡ya no!, y en lugar de guerrear por recuperar lo irrecuperable, más funcional sería aprender a vivir y a disfrutar lo que se tiene.
Disfrutar lo que se tiene, como se tiene, en la cantidad que se tiene, la forma en la que se tiene, las condiciones en las que se tiene, en una sola palabra “TODO”, aprender a disfrutar TODO, reduciría en gran medida la frustración, desilusión e incertidumbre. Obviamente no todo es belleza, sin duda habrá situaciones que no son agradables, que no son satisfactorias, habría entonces que responder a las cuestiones antes planteadas, ¿verdaderamente puede ser diferente?, ¿en mí está la decisión de poder modificarlas?, ¿tengo el control sobre ello?, definitivamente, si te das cuenta que está en tus manos modificar lo que sucede, adelante, habrá que intentarlo. Pero si a pesar de que lo intentes no hay forma de modificarlo, nos vendría más fácil aceptarlo, adaptarnos, aprender a disfrutar lo que se tiene, o bien, pedir ayuda, que ésta opción siempre es una buena opción.
Cuando se menciona aceptarlo, adaptarnos y disfrutarlo, aprender a vivir con ello, se hace referencia a los cambios inesperados, a aquello externo que no depende de uno mismo cambiar, por ejemplo, por más que se quisiera en este momento de vida retomar las actividades cotidianas, no es posible, por lo tanto, podemos elegir enojarnos y pelearnos con el mundo u otras personas porque la vida no puede seguir como deseamos o simplemente aceptar que es lo que nos toca vivir y encontrarle sentido a dicho momento.
Encontrarle sentido será descubrir un ¿para qué?, ¿para qué se me permite vivir este instante en mi vida?, ¿qué necesito aprender de esto?, ¿de qué manera puedo aprovechar esto?, ¿cómo puedo disfrutarlo y no sufrirlo?, encontrarle sentido a la vida y dar una respuesta con sentido dará como resultado salud física y mental. Cuando encuentro el sentido ya no hay ansiedad, angustia, estrés, frustración, enojo, nada que invada mi propósito, no obstante, la vida se convierte en instantes de sentido y sin sentido.
Te invito a ver la cuarentena como momento de reforzar la unión familiar, de conocerse mejor en familia, tiempo de compartir, de escucharse, de mirarse, de ponerse atención, aspectos que cuando la vida corre su modo habitual no nos permitimos, aspectos que por tanta tecnología no nos damos oportunidad de disfrutar. Toma este tiempo fuera de lo habitual para valorar la vida, a los tuyos, la naturaleza, resolver miedos, rencores, reconcíliate contigo mismo y con los demás, aprovecha éste tiempo que es para ti.
El sufrimiento puede ser innecesario o inevitable. Eliminemos en ésta cuarentena el innecesario, adáptate a los cambios, reinvéntate cada día y disfruta lo que la vida tiene para ofrecerte. El sufrimiento inevitable llegará y habrá que vivirlo, no obstante, también tiene su propio sentido.
Recuerda que buscar ayuda a tiempo reduce mucho sufrimiento, y que, ante el sufrimiento buscar ayuda es mejor opción.