*IV ORDINARIO/B I.- LO QUE PIDIERON (Dt 18,15-20).* Este texto del Deuteronomio nos invita a tomar, como punto de partida, la narración de Ex 20,1-21, cuando tiene lugar la manifestación divina (v. 18) y la alianza entre Yahvé y el pueblo de Israel. Particular atención merecen los vv. 19-21, cuando piden un intercesor para no escuchar otra vez a su Dios, por temor a morir y Dt 18,16, confirma que la solicitud de Ex 20,19 ha sido aceptada y, por eso, en los vv. 15 y 18 se promete el surgimiento de un profeta como Moisés. A la luz de Nm 12,6-8 -a propósito de la murmuración de María, contra el matrimonio de Moisés con una extranjera- Yahvé resalta la principal característica de Moisés; no se habla de sus prodigios en Egipto, como tampoco de su gran liderazgo en la etapa del desierto, ni de su papel como legislador; lo más importante es que ” _habla cara a cara con Dios_ ” y, entonces, lo que se promete en Dt 18,15 y 18, no es un profeta, sino un nuevo Moisés, con lo que el texto apunta a la esperanza mesiánica del pueblo elegido por Dios. *II.- TIENE AUTORIDAD (Mc 1,21-28).* El v. 27a, después de preguntar, afirma: ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad! Jesús ha llegado a Cafarnaúm, después de anunciar la llegada del Reino de Dios y de llamar a los cuatro primeros discípulos y, el sábado, fue a la Sinagoga y se puso a enseñar. ¿Cuál fue el tema de su enseñanza, que suscitó la reacción del v. 27a? Para saberlo, tendríamos que empezar a rastrear en el texto de Is 42,1-4, en el primer cántico del Siervo de Yahvé y continuar con el texto de Marcos, ya que Jesús transmite unas verdades que tienen que ver con Mc 1,14-15: se trata del tiempo que indica Gál 4,4-5, es la plenitud de los tiempos y la presencia del Mesías para hacernos hijos de Dios. Por otro lado, afirma que el Reino de Dios está cerca, ¿cómo pudo saberlo? Cristo no está apoyando sus enseñanzas en las tradiciones de los antiguos, sino que está hablando de lo que ha visto y oído (cfr. Jn 7,16-18.29.46; 8,26.28.38a.40.42) y de ahí brota su autoridad, porque, a diferencia de los fariseos, Él está hablando desde su propia experiencia. Los vv. 23-28, confirman o refuerzan lo acontecido en la primera parte, tal y como lo señala Lc 10,18, “Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo”, ya que en Mc 1,25, encontramos la orden “Cállate y sal de él”, que equivaldría a “enmudece y vete de mi presencia”, con lo que se está indicando que el reino de Satanás ha llegado a su fin, Satanás ya no tiene poder, porque Dios tiene poder sobre él. Todo el v. 27 refleja la reacción de los presentes en la sinagoga, pero valdría también la pena preguntar: y yo, ¿obedezco al Señor?. *III.- EN PRESENCIA DEL SEÑOR (1Co 7,32-35).* San Pablo continúa moviéndose en la misma esfera de la semana anterior y hoy nos insiste en la necesidad de buscar siempre nuestro bien, que consiste en vivir constantemente en la presencia del Señor, es decir, en estado de gracia y para que esto ocurra, necesitamos escuchar al Señor, como nos lo indicó la primera lectura. *Pbro. Lic. Wílberth Enrique Aké Méndez.*