CONFESIONARIO FUERA ZEPETA
Confesionario Político: Zepeta, el Devoto del Dedo DivinoPor la gracia del cargo… y de los acuerdos en lo oscurito.Hermano Esteban Ramírez Zepeta, acércate al confesionario, quítate la corbata bordada con ambición y el chaleco de autoengaño. No temas, que aquí no hay espejo mágico que te diga que eres el mejor dirigente de Morena en Veracruz. Aquí solo hay militantes hartos… y un espejo honesto.¿Qué pecado te trae hoy, hermano Zepeta?—“Padre, he pecado… pero dicen que por consigna.”Dicen que te alejaste de los principios de la 4T, pero tú te aferraste a los del 4%.Dicen que vendiste candidaturas, pero tú lo llamaste “recaudación patriótica”.Dicen que ignoraste a las bases, pero tú dijiste que el pueblo no cabía en tu agenda.Mientras en las plazas la gente gritaba “¡No mentir, no robar, no traicionar!”, tú aplicabas la versión remix: “Sí designar, sí excluir, sí imponer”. Porque claro, ¿para qué procesos internos si existe el Dedo Supremo?Ya van más de 300 militantes que exigen tu renuncia, Zepeta… pero tú sigues como si nada. “Es un ataque interno”, repites, como si no fueran morenistas los que te critican, sino bots con credencial del PRI.Tus fieles dicen que vas a resistir, que eres institucional. Lo que no dicen es que esa institución es la del dedazo perpetuo, donde el único mérito es saber agachar la cabeza… o levantar la mano para aplaudir lo que ordenen desde arriba.Señor dirigente, el movimiento nació de la lucha contra la corrupción y hoy te señalan justo de eso. ¿Coincidencia? Tal vez… si vivieras en un cuento de hadas. Pero aquí estamos en Veracruz, donde la base militante ya no se traga los cuentos con final feliz, y menos si están firmados por el Comité Estatal que encabezas.Te escudas diciendo que todo es por intereses personales, pero lo único personal aquí es el hartazgo de quienes construyeron Morena desde abajo, mientras tú acomodabas los nombres desde arriba.Y mientras tanto, la gobernadora electa Rocío Nahle observa. ¿Limpiará la casa o dejará que la suciedad institucional se acomode junto a la alfombra del poder?Porque, querido Esteban, no hay transformación que aguante si el dirigente es más operador del sistema que defensor del movimiento.¡Arrepiéntete, Zepeta!O al menos, ten la decencia de escuchar al pueblo que dice:¡Fuera el dedazo, fuera la simulación, fuera Zepeta!!


















